LESPERAUT: El caso es que el principio del acto me había gustado, el señor Gilbert y sus reflexiones moralistas.
DESPUÉS DE ALMORZAR: No sé si eran exactamente moralistas, mi querido camarada, yo más bien diría positivo-existencialistas...
LESPERAUT: Bueno, como quieras, lo que quiero decir es que me gustaban. El problema vino después, cuando empezaron a entrar todos esos animales a escena, ensuciando la habitación (como era inevitable) y avasallando al pobre señor Gilbert, creo que que lo del avestruz ya fue excesivo. Nunca me acostumbraré a ese teatro sin sentido.
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